Ser, sentir, pensar y el sistema inmune.

Podemos entender el “Ser” como una unidad entre todos nuestros sistemas:  el sistema nervioso, s. inmune,  s. endocrino, s. respiratorio, s. digestivo, s. esquelético-muscular, etc.  —

Desde un lenguaje más psicológico podríamos decir que el “Ser” es la unidad entre las sensaciones, emociones, pensamientos, acciones y relaciones. Todos estos sistemas unidos, integrados definen el “ser“  y por lo tanto  la identidad de una persona.

 

Para que nuestra salud sea optima todos nuestros sistemas tendrían que estar enlazados y coordinados, de esta manera estaríamos en una homeostasis y por lo tanto en la salud psico-emocional-corporal.

Pero, es verdad que en el día a día nos encontramos con situaciones o conflictos que alteran nuestro equilibrio: problemas en el trabajo, en las relaciones de pareja, de amigos o vecinos, despedidas de seres queridos, problemas económicos, etc. Son situaciones que nos producen un cierto desequilibrio pero que solucionamos o nos adaptamos en un tiempo prudencial.

Los seres humanos tenemos varias maneras de confrontarnos a los conflictos para su resolución.  La primera forma seria la lucha: tomar una actitud activa para resolver. La huida: no puedo resolver la situación, por lo tanto la evado y me alejo de ella.

1La paralización: el conflicto es tan grande que me supera,  me quedo  congelada/o, bloqueada /o y desorientada/o. Otra posibilidad es la socialización: pedir ayuda, compartir con las personas cercanas y dejarme ayudar.

Si estas situaciones no se resuelven,  y solo  las apartamos, quedaran pendientes de solución.

Nuestro cerebro no distingue entre una herida física o emocional.

Cuando un conflicto emocional queda sin resolver nuestros sistemas (S. nervioso o S. inmune) trabajan  sin tregua para llegar a una homeostasis. Descansaran  cuando se alcance un buen resultado, mientras tanto se sigue intentando.  ¿Qué quiere decir que nuestros sistemas seguirán trabajando sin tregua y gastando más energía?, quiere decir que nuestro “ser” sabe que hay algo por solucionar y seguirá de manera activa intentando resolver el problema. Esto requiere una inversión de energía mayor de la habitual, como consecuencia, entramos en un déficit de energía, gastamos mas que la que fabricamos.

Somos personas cíclicas, necesitamos descansar para recuperarnos. Si no es así, las consecuencias de este gasto excesivo de energía se traducirá en : Miedo, agotamiento,  fatiga,  cansancio, sensación de agobio, crisis de angustia, depresión, desorientación, falta de motivación, dificultades para tomar decisiones.

¿Qué podemos hacer desde la psicología clínica integrativa para restablecer el equilibrio? En primer lugar aumentar el nivel de energía. Podemos hacerlo apoyándonos en algún suplemento y  disminuyendo el estado de estrés. El segundo movimiento es conectar con nosotras/os mismas, dándonos el tiempo y el espacio para sentirnos.

2Identificar cuál es el mapa de nuestras tensiones físicas y psíquicas. En tercer lugar identificar el contenido  emocional de las tensiones Cuarto, una vez identificados nuestros rasgos de carácter, trabajarlos con el/la profesional Quinto, ponerles palabras y analizarlo. Sexto, actuar en la dirección de resolución del conflicto.  Facilitando con ello restablecer el equilibrio perdido  y volviendo a la salud. Ya sé que es muy fácil hablar de ello a nivel teórico, en la practica necesitamos, como he dicho antes, su tiempo y espacio.

Elena Guerrero, Psicóloga Clínica Cv CV00692

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