Ayuno y Sistema Inmune

Históricamente todas las religiones han ensalzado el ayuno como medio de purificación espiritual y disciplina física. La religión judía recomienda practicar el ayuno cinco días al año. Los musulmanes durante el mes del Ramadán ayunan de día y comen por la noche. Los cristianos lo hacen durante la Cuaresma los viernes de cada semana, y es una práctica común en los hindúes. Otras culturas, como el pueblo hunza en Cachemira, ayunan 21 días al año. Médicos celebres como Hipócrates preconizaron el ayuno, hasta nuestros días, como el Dr. Otto Büchinger, fundador de las famosas clínicas Büchinger y autor de numerosos escritos sobre el ayuno terapéutico.

Podemos definir el ayuno como vivir de las propias reservas adaptando al organismo de forma natural produciendo revolución y equilibrio físico y psíquico. Contrariamente a lo que se suele pensar el ayuno no significa pasar hambre, se trata de un descanso fisiológico durante el cual el organismo indica que no es momento de introducir comida, sino de eliminar las sustancias de desecho y los residuos tóxicos acumulados con el tiempo en el cuerpo, constituye la “limpieza del granero”.

Las formas de hacer ayuno son variadas:

  1. Ayuno 0, solamente a base de tomar agua, es el más practicado entre los higienistas.
  2. Toma de infusiones, dependiendo del problema personal.
  3. Toma de mucílagos, como agar-agar para problemas intestinales.
  4. La cura de limón, con sirope de arce, de palma y cayena

El ayuno Büchinger, con caldos, infusiones o zumos, es el más recomendable, ya que es el más llevadero y asequible para muchas personas. Es el que recomiendo por tratarse del más fácil de practicar.

En el ayuno pasamos las siguientes fases:

  • Fase 1:

Consumo de la glucosa circulante en primer lugar, seguida de las reservas de glucógeno del hígado y del músculo (unas 1200 calorías).

Duración 24-48 horas, aproximadamente.

  • Fase 2:

Consumo principal: (100.000 calorías). Puede durar más de 40 días. La entrada del organismo en hipoglucemia marca la entrada de esta fase, que se caracteriza por el consumo de grasa, siendo esta misma hipoglucemia la que pone en marcha los procesos fisiológicos por medio del hipotálamo, terminaciones nerviosas, páncreas y suprarrenales. Por lo tanto, el consumo principal son los ácidos grasos. Las proteínas se consumen durante pocos días y decrece su consumo conforme avanza el ayuno.

  • Fase 3:

Marca el límite del ayuno. Puede comenzar el consumo de proteínas imprescindibles y comenzar la inedia aguda si no se suprime el ayuno.Uno de los signos característicos que se encuentran es el edema, por la disminución de la presión oncótica del plasma, debida a la disminución de la albúmina.En esta etapa vuelve el apetito y se debe de comer, de lo contrario, puede venir la muerte.

Entre las indicaciones más importantes del ayuno destacaremos:

  • Terapia inespecífica de aplicación general como estímulo de la vis naturamedicatrix.
  • Terapia específica en los siguientes procesos:
    • Metabólicos (obesidad, hipertensión arterial, hiperlipemias, hiperglucemias, e hiperuricemia).
    • Alteraciones cardiacas y arterioesclerosis.
    • Infecciones agudas.
    • Alteraciones reumáticas, dermatológicas y alérgicas.
    • Alteraciones gastrointestinales, renales y oftálmicas.

Entre las contraindicaciones del ayuno tenemos:

  • Mala nutrición o desnutrición.
  • Tipos de enfermedades con pérdida de reservas: cáncer, tuberculosis.
  • En enfermedades con pérdida de la voluntad.
  • Alteraciones nerviosas o cansancio.
  • Cardiopatías descompensadas.

Actualmente el ayuno intermitente ha ganado mucha popularidad, consiste en una regulación de ingesta de comida durante el día. Hay diferentes formas y en escoger una u otra dependerá fundamentalmente de que se ajuste a nuestro estilo de vida.

Entre las proporciones de horas a ayunar y comer, la más utilizada es la proporción 16/8: 16 horas de ayuno y 8 horas para comer.

Es efectivo en cuanto al control de peso, y prevención de las enfermedades metabólicas ya que la insulina disminuye significativamente. Conseguimos también una disminución de la inflamación general con lo que es una buena medida antienvejecimiento, ayudándonos a proteger y recuperar la microbiota intestinal, así como disminuir los factores de riesgo cardiovasculares y la presión sanguínea.

Por supuesto es muy importante analizar la calidad de las comidas, eliminando los ultraprocesados y los alimentos proinflamatorios, sin olvidar que el ejercicio físico es necesario para mantener nuestra masa muscular. Tenemos evidencias claras de la actividad reparadora incrementada de los tejidos como consecuencia del ayuno. Han sido encontradas por el investigador Japonés Yoshinori Ohsumi con sus estudios sobre la autofagia que le valieron el Premio Nobel de Medicina en 2016.

Un reciente estudio publicado por la revista especializada Science Direct ha revelado que el ayuno intermitente, además de alterar el metabolismo al actuar como un restablecimiento de la homeostasis energética, obliga al cuerpo a activar al sistema inmune para proteger a múltiples órganos.

Autor: redacción Salud Integrativa

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